El don-reciprocidad como motor del desarrollo humano
Contenido principal del artículo
Resumen
Por muchos años los economistas han afirmado que los individuos buscan maximizar la riqueza para maximizar su utilidad (satisfacción), porque “si somos más ricos, somos más felices”. Es necesario reconocer que la vida buena, la felicidad, es la combinación de bienes materiales y de bienes relacionales. “Relaciones”: es una gran preocupación,
porque hoy el “bien escaso”, son las relaciones genuinas, la confianza, la fraternidad. El
“otro” como persona es, en sí mismo, un valor absoluto no sujeto a transacciones. La sociedad utilitarista cambia los bienes relacionales por bienes de consumo que desprecian la relación con la naturaleza, con la comunidad, con los derechos humanos, con los más vulnerables. El notable economista Amartya Sen es quien despliega la multidimensionalidad del desarrollo humano pero no encara la categoría del don-reciprocidad aunque una lectura profunda podría reconocer que esta categoría subyace en su visión humanista tal vez sin habérselo propuesto nunca. Una de las tareas esenciales dentro del amplio debate sobre el desarrollo humano integral es la profundización de la categoría de la relación, del paradigma relacional. El don, la reciprocidad en economía van ocupando un espacio.
Descargas
Detalles del artículo
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-SinDerivadas 4.0.