Tomando como punto de partida el descenso del homicidio doloso en México durante el año 2023, este artículo analiza las raíces de la crisis de violencia que acontece en el país desde hace más de quince años. En particular, busca responder a la pregunta sobre los factores, eventos o condiciones que detonaron la violencia homicida en México a partir del año 2007. El artículo recolecta las principales hipótesis planteadas al respecto y revisa su alcance explicativo. Grosso modo éstas se dividen en tres grupos. El primero está constituido por acciones gubernamentales que tuvieron efectos no deseados. Estos son: el despliegue de operativos militares en distintas regiones del país a partir de diciembre de 2006; la ejecución de la estrategia de detención de capos conocida como Kingpin Strategy y el endurecimiento de los mecanismos de interdicción de drogas provenientes de América del Sur. El segundo grupo lo forman eventos específicos relacionados a la colindancia con Estados Unidos. Éstos son: aumento de ex convictos deportados de Estados Unidos, crecimiento en el número de armas provenientes de Estados Unidos y alza en el precio de la cocaína. Por último, se hace referencia a condiciones más estructurales que anteceden al 2007. En específico: la alternancia política y crisis del orden local manifestado por el pobre estado de las policías locales, así como explicaciones socioeconómicas de largo alcance. Con la finalidad de llevar la discusión al momento actual, en específico al año 2023, la última parte del texto ofrece una reflexión sobre la persistencia de estos factores y los retos hacia el futuro que enfrenta México. Esta sección se centra en dos temas que se agregan a las temáticas revisadas en la primera parte del artículo: la ola migratoria que se extendió a lo largo de todo el 2023 y la incursión del fentanilo en el mercado nacional de drogas potenciada en los años que siguieron a la epidemia de COVID-19.