Lo central de esta ponencia se juega en el punto de la subordinación del trabajo científico respecto de lo humano como una totalidad. No se trata, como en el pasado, de una censura o limitación externa. Se trata de una aceptación de los límites de la ciencia como actividad humana, de su necesaria complementación con otros saberes y de su orientación a esas formas de desarrollo humano que podemos denominar como paz. Esto implicará detenerse en los temas de la identidad de la ciencia, de su subjetividad, de sus límites y del desarrollo como forma de paz, entre otros. El paso al plano pedagógico, sea en cuanto a la formación de formadores, sea en su trabajo con estudiantes, sigue la misma pauta, debe haber una iniciación en la Ciencia que en todo momento tenga presente lo humano en su totalidad. Una de esas perspectivas integradoras es la de la Paz.